El resurgir del Puerto Deportivo de la ciudad de Barcelona

Bellamy y Nachoom, dueños de un banco de inversión, confían en la economía que generan los yates para aupar a la barcelonesa Marina Port Vell
Marina Port Vell como proyecto supone un impacto económico de 750 millones de euros anuales para la ciudad
Barcelona es la única ciudad abierta el mar y al sol en que los precios de las viviendas de la fachada marítima son cinco o seis veces más bajos que los de las de la zona norte de la ciudad. Barcelona vivió, incomprensiblemente, de espaldas al mar hasta 1992, y todavía hoy los barceloneses, sobre todo a partir de cierto poder adquisitivo, insisten en el desprecio de lo marinero por considerarlo un subproducto para turistas o algo directamente barriobajero. Por eso pocos son los que se han dado cuenta de la formidable transformación que ha experimentado Marina Port Vell desde que Martin Bellamy y Uri Nachoom, propietarios del Grupo Salamanca, se hicieron con la concesión administrativa para explotarla durante los próximos 21 años.
La inversión inicial fue de 100 millones de dólares y ha supuesto la creación de más de 60 nuevos puestos de trabajo directos y se espera incrementar un 20% la plantilla en el próximo mes con 15 nuevas contrataciones. El sector náutico en Barcelona cuenta actualmente con una ocupación directa de 1.500 personas.
La idea fundamental de Uri Nachoom, que hoy reside entre Londres y Barcelona, es convertir el Port Vell en la mejor marina del mundo. “Por su ubicación, por su clima, por su interés cultural y gastronómico, por su proximidad con el aeropuerto, Barcelona puede competir con las grandes capitales del mundo y conseguir lo que se proponga si somos capaces de trabajar con mesura y audacia”. Tal es el desinterés que los empresarios y los ricos de Barcelona sienten por su mar, que ni conocían al señor Nachoom ni se habían enterado de su poderosa inversión hasta que abrió el OneOcean, un club privado con restaurante, coctelería y gimnasio que el empresario ideó precisamente para incorporar a los barceloneses a su marina.
“Sin la ciudad, la marina está muerta. Sin gente no hay vida y sin vida no hay negocio. Networking, networking”, explica el señor Nachoom, de 56 años, para subrayar la idea de fondo de su proyecto. “Marina Port Vell tiene que ser atractiva para el capitán y la tripulación de los yates, para los propietarios, y para la gente de negocios de la ciudad. El OneOcean es la parte más vistosa, pero es sólo la plataforma para dar sentido a todo lo demás. Quiero que este club sea un ambiente para el encuentro, para la relación y para los negocios entre la gente de la ciudad y los que nos visitan con sus yates”.
Aunque Marina Port Vell, como todas las marinas, base su negocio en atraer a los grandes yates del mundo para que compren un amarre y atraquen en sus instalaciones durante la temporada baja, la mayor parte del beneficio que estos yates aportan allí donde se instalan ni es para el puerto ni tiene nada que ver con el lujo. Los yates que el señor Nachoom quiere tener como clientes gastan de promedio de cinco a 10 millones de euros al año -entre el 10 y el 20% de lo que costó construirlos- en su mantenimiento. Y estos millones se gastan en las atarazanas, supermercados, restaurantes, y toda clase de negocios relacionados con lo que la embarcación pueda necesitar -es un hotel flotante- y que naturalmente se encuentran en la ciudad donde el yate está estacionado, favoreciendo intensamente la economía local. Marina Port Vell como proyecto supone un impacto económico de 750 millones de euros anuales para la ciudad.
Para leer el artículo completo: http://www.elmundo.es/economia/2015/05/10/55490bdbca47414f148b456c.html