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Entrevista al Gerente del Club Vela Blanes donde habla, entre otros cosas, de la adaptación que se ha llevado a cabo en tiempo de Covid

Durante sus casi ochenta años de historia el Club de Vela Blanes ha vivido situaciones de todos los colores, pero la pandemia mundial de la Covid-19 a buen seguro que ha sido uno de sus momentos más capitales. De hecho, la entidad selvatana ha conseguido adaptarse a las circunstancias y ha podido salvar un verano que hace unos meses parecía imposible de salir adelante. “Desde el club preparamos diferentes escenarios y, por suerte, pudimos abrir con más o menos normalidad a partir de julio, lo cual nos ha permitido salvar un poco la temporada, sobre todo gracias a los socios”, explica el gerente del club, Héctor Espadas, quien este año cumple su sexto ejercicio al frente de la entidad.

La pandemia de la Covid-19 ha supuesto el momento más crítico de la entidad?

El problema de la pandemia es que no sabíamos hacia dónde íbamos. Como todo el mundo, vaya, porque esto ha pasado en todos los sectores. No se trata de una crisis con un motivo concreto detrás, como fue la burbuja inmobiliaria, por ejemplo, sino que es un problema global. Recuerdo que en abril teníamos mucho miedo: no sabíamos si podríamos abrir o no, desconocíamos cómo tendrían que ser los grupos… Esta incertidumbre es el que más me preocupaba, porque es difícil de coordinar. Desde el club preparamos diferentes escenarios y, por suerte, pudimos abrir con más o menos normalidad a partir de julio, lo cual nos ha permitido salvar un poco la temporada, sobre todo gracias a los socios.

Por el contrario, hemos perdido los transeúntes, el cliente extranjero: franceses, ingleses, italianos… Todos ellos suponen una gran fuente de ingresos para el club en verano y esta temporada no han venido, lo cual representa una bajada del 70%. Aun así, ha habido otras partidas, otras actividades, en las cuales esta bajada no se ha notado y han funcionado bien.

Cómo qué, por ejemplo?

Un caso son los casales de verano, este año hemos hecho récord. La gente se ha quedado más por aquí, en segundas residencias, y los pequeños necesitan hacer actividades. Y qué mejor que poderla hacer al aire libre, no? Sí que es cierto que nos hemos tenido que adaptar a las circunstancias: grupos reducidos, aulas en el exterior o muchas tareas de protección y desinfección, entre otras medidas. Afortunadamente, no hemos tenido ningún incidente, todo ha funcionado muy bien y hemos podido trabajar todo el verano sin ningún problema.

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